ORIGEN DEL “NUEVO CIUDADANO” EN EL SERVICIO MILITAR OBLIGATORIO

Nota. – Festejo a los nuevos ciudadanos que cumplieron su servicio militar. Colquencha, Provincia Aroma. La Paz, Bolivia (19 de enero de 2025)

Desde la fundación de la república de Bolivia en el siglo XIX, el Servicio Militar Obligatorio (SMO), fue parte fundamental del Ejército de Bolivia.

Historiadores, nacionales como extranjeros, estudiaron el tema de la participación popular en ejércitos locales y regionales antes y durante la independencia de Bolivia. A inicios de la de la vida republicana, el Mariscal Sucre reorganizó el ejército con soldados y oficiales voluntarios de las guerrillas y otros soldados de otras regiones, quienes tuvieron participación en el proceso de independencia.

En ese sentido, en primera instancia, trataron de incorporar a los indígenas al ejército, no obstante, los criollos y mestizos se negaron, argumentando que los indígenas hacían el pago de tributo y la servidumbre, y la incorporación al Servicio Militar los liberaba de sus servicios.

Por lo tanto, se intentó honrar la profesión militar con un personal, que independientemente del origen que procede, fuera un ciudadano digno. Por esa razón, se pretendió que los indígenas accedieran a la disposición de ser soldados, así ser visto como “ciudadano honorable”. Esta pretensión provocó el rechazo total de la clase criolla, heredera del pensamiento colonial (Quintana, 1998, 16).

Posteriormente, se creó la Escuela de Primeras Letras y una Escuela Militar para oficiales, con el objetivo de institucionalizar la disciplina y la profesionalización de los soldados y sargentos.

En 1829, el presidente Andrés de Santa Cruz intentó democratizar el acceso a la población al ejército, pero una vez más se ha prohibido del Servicio Militar Obligatorio a los indígenas contribuyentes, los mineros y colonos, por la presión de los propietarios. Entonces, Andrés de Santa Cruz creó dos formas de Servicio Militar: el Ejército de Línea y las Guardias Nacionales, ambas para poner fin al desordenado sistema de reclutamiento al Servicio Militar en ese momento.

Posteriormente, el general José Ballivián intentó corregir los defectos del antiguo sistema, aplicando reformas militares mediante el Código Militar de 1843, en el que la contribución militar tuvo que ser por departamentos, provincias y cantones, que después fue reemplazado por una nueva ley de enganche y reenganche, en la que el sistema de Servicio Militar fue voluntario.

Desde 1843, el reclutamiento volvió ser la norma para enrolar soldados, entre estos se encontraban, marginales, ex colonos de haciendas, presidiarios, políticos en bancarrota, y aventureros, que formaban parte de la milicia.

Por consiguiente, se prohibió reclutar a personas que no eran “ciudadanos honorables”, esto por razones de preservar el estatus social de esa época. El reclutamiento era solo para la población urbana de las ciudades, y no así para los del área rural (indígenas).

Las Guardias Nacionales, prácticamente eran la división del orden estamental social y cultural (ciudadanos y bolivianos), se excluyó a los indígenas de las habilidades militares y el uso de armas. Esta medida fue establecida debido al temor de militarizar a los indígenas, y la clase privilegiada argumentaba que los indígenas deben ser considerados más como contribuyentes y no soldados.

En 1875, el gobierno de Tomas Frías, urgido de emplear reformas militares para garantizar la subordinación del ejército, impulsó mediante ley militar, la modernización del sistema de reemplazos de carácter igualitario, espiritual, humanitario y de honorabilidad, que buscaba hacer del Servicio Militar Obligatorio una obligación universal.

La nueva ley militar instituyó la obligatoriedad del Servicio Militar para todo boliviano, para así garantizar el orden público, además, de la conscripción ordinaria a través de las Juntas Municipales, que estableció su duración de cuatro años para alfabetos y cinco años para los analfabetos.

Para 1895, hubo temor de la supuesta militarización del indígena por parte de los propietarios y mineros. Para ello, se planteó la necesidad de impedir la incorporación del indígena al ejército, con el pretexto de que el indígena era considerado solo para la agricultura, y no podían adquirir los derechos de ciudadanos por vía del Servicio Militar Obligatorio.

A inicios del siglo XX, el gobierno de José Manuel Pando planteó reformar el ejército bajo los indicios de militarizar la nación y nacionalizar el ejército. Entonces, se decidió integrar a los indígenas al Servicio Militar del ejercitó con una lógica civilizadora.

Para ese entonces, existió una gran influencia del darwinismo social. Las obras de Rene Gabriel Moreno, Alcides Arguedas, y otros, son la clara representación de la influencia del darwinismo social. De la misma forma, Pilar Mendieta (2007) señala que para ese tiempo existió una fuerte discriminación hacia los indígenas, considerándolos como indios salvajes. El mismo Bautista Saavedra en el proceso de Mohoza se refería a los indígenas como “orangutanes sangrientos” y “animales salvajes”.

En enero de 1907, se aprobó la Ley del Servicio Militar Obligatorio, que, según el propio gobierno y el ejército, se esperaba resolver la cuestión del indígena mediante la “civilización” y la “igualdad ciudadana” (Quintana, 1998), Esta ley buscaba convertir al indígena en “ciudadanos honorables”.

La universalidad del Servicio Militar Obligatorio se convirtió en un recurso meramente formal, ya que la ley incorporó medidas de excepción que permitían la exclusión de jóvenes procedentes de círculos de poder e influencia política y social. Pero para los indígenas el Servicio Militar era considerado un imperativo inevitable que favorecía la “civilización” (Quintana, 1998, 36).

El Servicio Militar Obligatorio para los indígenas tenía el objetivo de civilizar o ciudadanizar al indígena y convertirlo en un “nuevo ciudadano” para la sociedad,

En la actualidad, esta lógica sigue presente en personas que realizan su servicio militar, más que todo, los que provienen del área rural, quienes después de hacer el Servicio Militar Obligatorio, salen del cuartel con el imaginario de que son “nuevos ciudadanos”, como que no se considerarían ciudadanos antes de realizar su servicio militar. Por eso, cuando se licencian los soldados, son recibidos con regocijo por sus familiares, autoridades originarias; realizan la iza de la bandera en plazas y casas, fiestas sociales de licenciamiento en plazas de los municipios rurales, fiestas familiares, entre otras actividades, dando a entender que, en sus imaginarios están festejando a los “nuevos ciudadanos”.

Este imaginario estructurado de los “nuevos ciudadanos” tiene su origen más de un siglo atrás, y permanece en el imaginario social, no solo en el sector rural, sino también en algunas regiones de las áreas urbanas, porque los imaginarios y mentalidades forman parte de la historia lenta de las sociedades, y son los últimos que cambian.

*Versión aumentada del Artículo publicado en IDEAS de Pagina Siete del 30 de junio del 2019.

 

Referencias.

Condarco, R. (1983). Zarate el temible Willka. Historia de la rebelión indígena de 1899. Bolivia.

Durkeyley, J. (1987). Orígenes del Poder militar en Bolivia. Historia del Ejército. La Paz. Quipus.

E Dick, G. (2013). Bolivia de ayer y hoy. De un siglo a otro: del XIX al XX. La Paz. Editorial Túpac Katari.

Mendieta, P. (2007). Entre la alianza y la confrontación. Pablo Zarate Willka y la rebelión indígena de 1899 en Bolivia. La Paz. Edit. Plural – IFEA.

Quintana, J. (1998). Soldados y Ciudadanos. La Paz. PIEB/SINERGIA.

Ricoeur, P. (2003). La memoria, la historia y el olvido. Madrid. Edit. Trotta.

Vea el video de festejo de los nuevos ciudadanos en Colquencha, Aroma. La Paz-Bolivia aquí

Opiniones

No hay valoraciones aún.

Sé el primero en valorar “ORIGEN DEL “NUEVO CIUDADANO” EN EL SERVICIO MILITAR OBLIGATORIO”

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio
Open chat
Escanea el código
Hola
Puedo ayudarte?