EL 23 DE MARZO Y LOS LAMENTOS BOLIVIANOS
Nota.- Archivo IDEAS de Página Siete (31 de marzo de 2019)
El pasado 23 de marzo se recordaron 140 años de la defensa de Calama y resistencia civil boliviana encabezada por Eduardo Abaroa en puente Topáter del rio Lao, la primera batalla de la Guerra del pacifico entre Bolivia y Chile. En Bolivia recordamos y celebramos ese día como el Día del Mar y la pérdida del litoral boliviano. Pero el 23 de marzo no solo conmemora la defensa de Calama, sino que esta fecha delata otros hechos históricos nefastos para la historia política boliviana.
Primero. El 14 de febrero de 1879 comenzó la invasión y desembarco de tropas chilenas en la ciudad boliviana de Antofagasta (actual territorio chileno). Segundo. El 26 de mayo de 1880 se produjo la denominada Batalla de Alto de la Alianza, que se marca como el día de la derrota definitiva para Bolivia en la Guerra del Pacifico, que abandonó a Perú para que prosiga en la guerra. Tercero. El 20 de octubre de 1904 Bolivia y Chile firman el Tratado de Paz y Amistad, donde se establecen los límites oficiales entre los dos países. Cuarto. El 1 de octubre de 2018 la Corte Internacional de Justicia (CIJ) con sede en La Haya, Holanda, determinó que Chile no tiene la obligación de negociar con Bolivia un acceso soberano al mar, luego de que Bolivia presentara una demanda marítima.
Estos cuatro hechos adversos acompañan a la conmemoración del 23 de marzo, como “Día del Mar” y la pérdida del litoral boliviano. No obstante, si de “conmemorar”, “celebrar”, y “recordar” esta fecha cívica en Bolivia se trata, creo que estamos mal al recordar fechas cívicas en torno a la pérdida del mar y el imaginario que se tiene sobre el 23 de marzo.
Por consiguiente, el 14 de febrero de 1879 es la fecha en la que Chile le invadió territorio boliviano, y Bolivia no supo reaccionar de manera oportuna. Actualmente esta fecha en Bolivia pasa casi desapercibida, pues se celebra más el día de San Valentín que la conmemoración de la invasión chilena (primer lamento boliviano).
Por otra parte, el 26 de mayo de 1880, fecha en que oficialmente se pierde el litoral boliviano, y que marca la derrota boliviana y abandono de la Guerra del Pacifico, no la recordamos para nada. Por el contrario, esta fecha es conmemorada y trasladada al 23 de marzo (segundo lamento boliviano).
De la misma forma, otra de las fechas que no recordamos para nada es el 20 de octubre de 1904, relacionada al Tratado de Paz y Amistad entre Chile y Bolivia, cuando se puso fin a los problemas limítrofes entre ambos países, cediéndola costa marítima y la región minera de Antofagasta. Para recompensar los territorios perdidos, Chile ofreció a Bolivia ventajas fiscales en Antofagasta y la construcción del ferrocarril que llegaría hasta La Paz, (tercer lamento boliviano).
Posteriormente, más de un siglo después, se sostuvieron diálogos, negociaciones y encuentros entre Chile Y Bolivia, abordando la necesidad de poder negociar una salida soberana al mar. Bolivia apostó por otra alternativa, dejando de lado el dialogo que hasta ese entonces prevalecía entre los dos países. Así, de manera repentina, en 2013 Bolivia interpuso una demanda contra Chile ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) para reclamar su reintegración de una salida al mar.
El civismo y patriotismo surgieron con más fuerza después de que en 2013 la CIJ aceptó la demanda interpuesta por Bolivia en contra de Chile, y más aún cuando en 2015, la CIJ de La Haya decidió rechazar la objeción presentada por Chile y admitió que tiene competencia para conocer la demanda marítima de Bolivia.
Todas las expectativas y civismo patriótico se reactivaron con la ilusión de retornar a las costas del litoral cautivo, hubo mucha expectativa para el día del fallo final de La Haya, pensando imaginariamente que la corte iba a fallar a favor de Bolivia, tal cual pasó en enero del 2014, con el fallo de la corte de La Haya sobre la delimitación marítima entre Chile y Perú, solicitado por Perú y cuyo fallo fue a favor de ese país. De la misma forma, el 1 de octubre de 2018, fecha en que la Corte de La Haya falló a favor de Chile señalando que no está obligado legalmente a negociar con el Estado de Bolivia una salida soberana al océano Pacifico, en respuesta a la demanda marítima boliviana.
El fallo de La Haya fue un duro golpe para las aspiraciones bolivianas y dejó desilusionado el civismo que se había configurado desde el anuncio de que Bolivia iría a acudir a instancias internacionales para reclamar un acceso al Pacifico. No obstante, expertos en relaciones internacionales señalan que la demanda marítima boliviana fue mal planteada, pero hasta el momento el gobierno no dio explicaciones certeras de por qué se perdió en La Haya.
Pero por ahora no interesa si la demanda boliviana fue o no mal planteada, lo que todos sabemos es que Bolivia perdió jurídicamente ante una instancia internacional como es la Corte Internacional de Justicia (cuarto lamento boliviano).
Ante esta situación, vuelve a resurgir la nostálgica situación de poder volver al mar, reflejada en los desfiles por el 23 de marzo, cuando escuelas, colegios, instituciones públicas y el Gobierno desfilan (“Bolivia jamás renuncia a su mar”), sumándose a esta fecha la derrota en La Haya, y retomando el tema del mar en una obsesión nacional omnipresente, como señala Henry Oporto.
Por lo tanto, tenemos que dejar esa obsesión nacional manifestada en los desfiles cívicos por el 23 de marzo, que sirve como una fecha excusa para ocultar las responsabilidades que tuvieron los gobiernos de turno y su actuación ante los hechos históricos acontecidos, que encubren los lamentos bolivianos. Es tiempo de sembrar una conciencia cívica real de patriotismo, no obsesionarse más con Antofagasta, Tocopilla, Mejillones, Cobija y Calama, que a Bolivia no volverán, y mirar otros puertos en el Atlántico o el Pacifico que permitan construir una mejor política económica externa para las exportaciones y un civismo interno conforme a la realidad histórica.
*Artículo publicado en IDEAS del periódico Página Siete del 31 de marzo de 2019.
Opiniones
No hay valoraciones aún.